A lo largo de todo el territorio salvadoreño se encuentran extensas llanuras, escarpadas montañas, ríos caudalosos, densas selvas, desfiladeros de vértigo, pantanos interminables, playas rebosantes de sol y vida e impresionantes formaciones volcánicas, algunas de ellas aun activas.
Asimismo, la convergencia de una cultura ancestral de influencia maya y española ha matizado su estampa con un encantador toque colonial que la hace más atractiva como patrimonio para la humanidad.
El Salvador es pequeño, pero posee una bonanza natural enorme. Su mayor riqueza la constituyen los hombres, mujeres y niños que lo pueblan. Los habitantes que, caracterizados por su franca sonrisa, su hospitalidad y laboriosidad, han ganado para su Patria el distintivo de"¡El País con Corazón!".
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